21 de febrero de 2009

Terra Australis Incognita

Un milenio y varios siglos más tarde de que el geógrafo greco-egipcio Ptolomeo, en el s. II d. C., hablara de la existencia de unas tierras al sur, ha ido recibiendo distintos nombres según la procedencia de los pies que la han hollado en diferentes incursiones a lo largo de la historia. Cuando la pisamos nosotros ya tenía nombre, Australia, y no nos dejaron cambiarlo...

Nuestra toma de contacto con esta isla-continente fue en Sydney, y la semana de planificación se nos quedó corta. Muchas cosas por preparar y una ciudad grande, de alrededor de 4 millones de habitantes, muy interesante para conocer.

Después del tiempo enclenque de Nueva Zelanda, el cielo casi siempre sin resto de nubes de Australia, nos arrastraba al exterior sin posibilidad de resistencia.

Fue una maravilla poder bañarse en las playas de la propia Sydney, que cuenta con 70 en su área metropolitana.







Bondi Beach.















Pequeñas casas jalonan la costa.

Da gusto no encontrar mole-hoteles cerniéndose sobre la cabeza de uno mientras se seca al sol tras un estupendo baño.




















Bastante tienen entre olas y tiburones... (¡No sabíamos que hubieras cambiado de curro, Larri! Un musu).

En las fechas que estuvimos en Sydney, había habido cuatro ataques recientes de tiburones a bañistas. Ninguno mortal. Un hombre japonés, en la parada del bus para ir a la playa nos lo contó, y luego, muy salao él, nos hizo el chiste: One bite, one leg... two bites, two legs... four bites, finish! (Un mordisco, una pierna... dos mordiscos, dos piernas... cuatro mordiscos, ¡se acabó!). Se moría de risa... y nosotros de camino a una playa australiana por primera vez...

En Sydney dormimos en un albergue que está habilitado en antiguos vagones de tren. Curioso y cómodo.















Railway Square YHA.















Las "palomas" de Sydney son un poco más grandes que las de casa.















Al fondo el Harbour Bridge y la Opera House.















¡Qué salada la cacatúa...! ¡Pero cómo tiraba de la cincha de la cámara de fotos, la condenada!















La gente guapa de Sydney se divierte junto a la Opera House.















Opera House.















Doble protección contra canguros.

Primera barrera protectora: oso asustacanguros. Segunda barrera: si no funciona la primera, se llevan por delante al cangurito con el pedazo parachoques, y asunto "arreglao".

Nosotros no conseguimos un bólido tan armado, así que no nos ha quedado otra que no conducir entre el anochecer y el amanecer, que es cuando se despierta el bosque y empiezan a pulular todos los animalitos.

Nuestra furgo debía llevar escrito algo muy gracioso, pero como no lo entendíamos, cuando la gente se reía y paraba a sacarle fotos... pues nosotros también nos reíamos, y todos tan contentos. Parece que era alguna historia entre neozelandeses y australianos... Además, debe haber algún vídeo en You Tube.











































Decía así...

Si el plan inicial fue ir hacia el norte por la costa este, las palabras de Rob de Canberra, otro enganchado a la montaña, y las charlas con Flavio de Argentina, nos hicieron cambiar de opinión y tiramos en dirección contraria, hacia el sur, buscando, cómo no, monte, playas, animalitos...

Nos dirigimos a las Blue Mountains, que deben su nombre al color azulado que adquieren, vistas desde la lejanía, debido al efecto de los rayos ultravioletas sobre partículas en suspensión en la atmósfera. Estas partículas provienen de los aceites que emanan de los eucaliptos.















Las Tres Hermanas desde Echo Point




















Atardecer en las Blue Mountains.















Atravesando el bosque de eucaliptos...















y helechos arbóreos.















Los montes son completamente planos...















y hay numerosas cascadas.



Una trepadita.



Blue Mountains N.P.

Hicimos varios recorridos por este Parque. Lo que nos resultó más espectacular fue asomarnos, desde acantilados y miradores, sobre el bosque de eucaliptos, que se extiende como un inmenso tapiz verde.



Pulpit Rock.



A vista de pájaro...



y de lagarto.



En el fondo del Grand Canyon (uno de ellos, como hay tantos Grand Canyon por el mundo...).

Durmiendo en la furgo casi todos los días, "de vez en cuando" teníamos que darnos una vueltilla por alguna piscina para refrescarnos, entre otras cosas. Tranquilos, que nos dábamos una pasadita en la ducha antes de entrar a la piscina, no os creáis que somos tan guarros.



Monitora de natación de incógnito.

La verdad es que, aun sabiendo que hay un elevadísimo índice de cáncer de piel entre la población australiana, llama la atención ver cómo críos y no tan críos se bañan con camisetas o licras en el mar y piscina. Los currelas llevan gorro de ala ancha y gafas (aparte de la red para las moscas en la cabeza). Y ya véis de que guisa se meten los monitores en la piscina. Lo que no véis en la foto, es que la piscina de los niños está cubierta por una especie de toldo...



Casta con su "mula".

Eran dos alemanes. Con moto, carro, mil trastos, un perrito en esa bolsa azul y negra... y el otro llevaba una pedazo esponja terrible como la que me ponía yo para remar, bajo el culo.

Salimos de Blue Mountains y nos dirigimos a Canberra, capital del "reino", con curiosidad pero con miedo a que la ciudad nos tragara con furgo y todo. Así que buscamos un lugar tranquilo donde dejar la furgo, y dimos una vueltita.



Interior del nuevo edificio del Parlamento.



Cúpula del Nuevo Parlamento.



En el Commonwealth Park.



Old Parliament House (edificio blanco, 1927-1988, ¡era provisional...) y Parliament House (con cúpula, 9 de mayo de 1988) desde el Australian War Memorial.

Abandonamos Canberra para dirigirnos al Kosciuszko N.P. en los Alpes Australianos.



Asier, haciendo la "metralleta" con la cámara de fotos desde el coche.



Preciosos paisajes camino de Kosciuszko N.P.



Hacia Mt Kosciuszko desde Charlotte Pass.

Si no fuera por los eucaliptos, de lejos hubiéramos dicho que estamos en la Sierra de Andia o Urbasa...





...pero en Kosciuszko abunda el granito.



En la cima del Mt Kosciuszko (2228 m), techo australiano.



Flores de montaña... sencillas y bellas.



En la cima del Mt Townsend (2209 m).



Mt Kosciuszko desde el Mt Townsend.



El Lake Albina... para los gasteiztarras, con cariño.



Vistas desde el Carruthers Peak (2140 m).



Snow Gum, una especie de eucalipto.

Tras la caminata...



Un bañito...



y a zampar.



Al atardecer aparecen los sinverguencillas de ellos.



Los embalses y lagos a veces son raquíticos o inexistentes.

De camino al Parque Nacional de Wilson's Promontory pasamos por el Alpine N.P., tambien en los Alpes Australianos.





Vistas desde el mirador de Danny, que no está en Gasteiz. Un abrazo, Dani.



Con los morros en la flor de eucalipto.

Entrando en el Parque de Wilson's Promontory...



Los koalas ni los olimos...



El mejor limpiacristales.

Cruzando el bosque de Lilly Pilly Gully, pudimos acceder además, a la cima del Mt Bishop.



Algunos sí que crecen...



Nos cruzamos en el camino... hola y agur nada más...



Desde la cima del Mt Bishop (319 m).



Abajo Squeaky Beach.



El río Tidal da nombre al centro neurálgico del Parque (Tidal River). Al fondo el Mt Oberon (558 m).



Tiene un curioso color marronáceo.



Y desemboca en Norman Beach.



Arena dorada, aguas cristalinas, buena temperatura... ¡y unos tábanos más grandes que el de la foto!















"Pinturas rupestres" en Whisky Beach.

Ahora os voy a presentar a dos individuos que conocí en Picnic Beach: el "topolillo" (topo-caracolillo) y el "albondiguilla" (había llenado, junto con sus colegas, toda la playa de pelotillas)...









El "topolillo".







El "albondiguilla".



Atardecer en Picnic Beach.



Caminamos sobre nuestro reflejo... más tarde sobre las estrellas, ¿o era su reflejo?



El tranquilo Wombat campando a sus anchas...



Color e infinidad de voces distintas en los bosques.



La arena de Squeaky es blanquísima.

Como su propio nombre indica (squeaky=chasqueante), al caminar sobre la arena sonaba: cuiki, cuiki, cuiki... Vamos, chasqueaba en inglés...

¡Una maravilla, Wilson's Promontory N.P.! Aun así, seguimos adelante.

Siguiendo por la costa, entre Melbourne y Adelaide, está la Great Ocean Road. Es un recorrido por la carretera costera, con preciosas playas bajo imponentes acantilados, enormes rocas desgajadas de la costa y bellísimos atardeceres.





A ambos lados del Point Addis.



Faro de Splint Point.

Me imagino que os habréis enterado de los incendios e inundaciones que ha habido en Australia... En nuestras casas preocupados, y nosotros ni enterarnos.



Prohibición total de hacer cualquier tipo de fuego.

Estuvimos un montón de días sin poder utilizar el hornillo... Parece que las prohibiciones no fueron suficientes para evitar el fuego.



Recordatorio.





Los Doce Apóstoles al atardecer...





y a la mañana.



Caminando por la playa cercana a Los Doce Apóstoles...



¡Caracoles!





¡Un pingüino! ¿No querías más pingüinos, Esti?

Nos alejamos de la costa antes de llegar a Adelaide, para dirigirnos hacia The Grampians N.P.



Un calor que te torras y éstas con abrigo.



Señal que andabamos conduciendo un poco tarde...



Tenía su gracia el invento.



Vistas desde el Mt William (1167 m).



Grandes espacios.



Desde the Pinnacle.



The Pinnacle.



El Grand Canyon de The Grampians.



The Balconies.



Ngamadjidj Shelter ("Persona blanca", aboriginal art).



Gulgurn Manja Shelter ("Manos de Gente Joven", aboriginal art).



¡Pedazo hormiguero!

Saliendo de The Grampians N.P., camino de Adelaide, paramos en el pueblito de Bordertown, sin saber que es famoso porque entre los canguros que rondan por allá, hay unos cuantos albinos. No vimos canguros por la zona. La jefa del supermercado del pueblo, de aspecto inocente, se bajó a la mañana de su "cochecito"... entonces empezamos a sospechar. ¡Macarra, más que macarra! ¡Seguro que se los ha cargado ella!



Parecía un camión...



pero era un cutre-coche-pickup... ¡bien armado!

Tras una tarde en Adelaide, enfilamos hacia el norte rumbo al centro, durante unos kilómetros, sin apartarnos de la costa.

Los últimos bañitos fueron en Port Germein, donde está el que una vez fuera el muelle más largo de todo el hemisferio sur (data de 1880). Es de madera, y actualmente tiene 1532 m, ya que perdió más de 100 m durante alguna tormenta.



En marea baja no se ve ni la orilla.



Descansando en los restos de muelle perdidos durante la tormenta.



Empezaron a aparecer signos del rojo centro.

En Port Augusta, en la cabecera del Golfo Spencer, llenamos el depósito de gasolina y nos aprovisionamos de comida y agua.



Salina de Port Augusta.

Salimos de Port Augusta, sabiendo que en adelante nos esperaban distancias de cientos de kilómetros entre pueblo y pueblo, con una ola de calor con temperaturas de alrededor de 45ºC (a la sombra) y subiendo, sin aire acondicionado en la furgo y recordando la "graciosa" exclamación del barbero que le cortó el pelo a Asier en Port Pirie, cuando vio la furgo tras contarle nuestros planes: Oooooh! It's a rubbish! (¡Es una porquería!). Y cruzó los dedos, en señal de: que no os pase nada...

2 comentarios:

Manu Albaina dijo...

Que pasa Waynes???? como va todo?? ya veo que lo estais disfrutando eh??? Me alegro....en serio, aunque me muero de la envidia y hay un montón de fotos que me recuerdan a cuando estuve por allí....que cabrones me cagüen tal!!!Pues nada que sigo flipando con vuestras fotos...la verdad es que sois unos artistas serios jejeje. Pues nada pareja que me alegro.... ya sabeis que si necesitais cualquier cosa no teneis más que mandarme un email y trataré de contestaros con la mayor brevedad. Bueno, disfrutad todo lo que podais. Vaya forma más cojonuda de pasar la crisis. Un fuerte abrazo a los dos, y a pasarlo bien.
Manu

Manu Albaina dijo...

Por cierto Ilu....un email de vez en cuando no esta de más. Venga tío que no te cuesta nada.... que tienes más horas libres que un bombero con excedencia....jejeje.