21 de febrero de 2009

Fuego en los ojos

No me refiero a pasión en la mirada, sino a aire caliente que abrasa los ojos. Lo comprobamos en el Outback, que es como llaman los australianos a todo lo que está en el interior, lejos de la costa, lejos de la mayoría de la población y lejos de la mayoría de turistas, al menos en temporada baja, que es justo en verano, cuando hemos estado nosotros.

Australia es enorme. No hace falta más que mirar un mapamundi y hacer las pertinentes comparaciones.

Abandonamos la costa, y decir que nos aferramos a la Stuart Hwy, que une Port Augusta con Alice Springs, en el centro geográfico de Australia (y sigue hasta Darwin, al norte), como si fuera nuestro cordón umbilical, parece exagerado... Pero cuando el aire te quema los ojos, el agua potable se te calienta a 43ºC, la temperatura a la sombra es de 45ºC, al sol entre 50 y 55ºC, no baja de 38ºC en toda la noche, y además, la carretera parece convertirse en río en la lejanía... te da qué pensar...



Anochecer en el Outback.



Amanecer, tras una noche a punto de licuarnos.

Llegamos a Coober Peddy, conocido por sus minas de ópalo, y tras trastear un poco en la superficie, buscamos un lugar para dormir bajo tierra. Hay que decir, que la mitad de la población, vive bajo tierra en antiguas minas o en el interior de colinas excavadas, donde la temperatura se mantiene a 23-25ºC.



Camión utilizado en la extracción de ópalo.



Minas de ópalo.



Parece que algún turista ya se ha roto la crisma...





Iglesia Serbia Ortodoxa (subterránea).



Restos del decorado de alguna película.

Por esta zona se han grabado películas como Mad Max y Priscilla, reina del desierto.



30 litros de agua por 20 céntimos de dolar australiano (unos 10 céntimos de €).

Lo más lógico es pensar que donde algo no abunda, se encarece... En Coober Peddy, donde las temperaturas suelen alcanzar los 50ºC en verano, es cuestión de supervivencia, y con ésto no se mercadea...



Interior del albergue, excavado en la roca.



Molino utilizado para extraer agua del subsuelo.



Atardecer en Coober Peddy.

Seguimos hacia el norte, y pocos kilómetros más allá de Coober Peddy cruzamos la Dog Fence. Esta valla, de 5320 km de largo, separa el territorio de las ovejas, al sur de Australia, del de los perros asilvestrados y dingos (perro nativo australiano).



Dog Fence.



Nos sorprendió ver loros en el desierto.



Un buen sitio para pasar la noche.

Según nos adentrábamos en el corazón de Australia, aparecían salinas donde en el mapa nos marcaba lagos, los camiones eran más grandes (algunos de hasta 3 y 4 remolques), las moscas eran más pesadas, la vegetación más escasa, y la tierra más roja.



Bandera aborigen sobre la silueta del continente australiano.

En la bandera aborigen, la franja roja inferior representa, precisamente, el color de la tierra, la franja negra superior, el color de su piel y el círculo amarillo en el centro, el sol.



Dunas de arena roja, al fondo un "lago".



Road train (tren de carretera).



Aguanté con la red puesta una tarde.

Por fin, nos desviamos de la Stuart Hwy para coger la Lasseter y dirigirnos al Parque Nacional de Uluru/Kata Tjuta (Ayers Rock/The Olgas).



Primera visión de Uluru.



Primer intento de hacer las paces con las moscas.

Uluru es uno de los mayores monolitos del mundo. Es realmente impresionante, no sólo por su tamaño, también por los colores que va adquiriendo conforme avanza el día. Una incongruencia: legalmente se puede subir, mientras no se indique lo contrario por excesivo calor, viento, lluvia o por algún tipo de celebración de los Anangu, guardianes de la roca. Pero ellos te piden, por favor, que no lo hagas, en el centro cultural y el centro de visitantes, los rangers te recomiendan que no lo hagas. ¿Por qué no lo prohiben? Según nos dijeron, el Gobierno es el que da las subvenciones, si se prohibe subir, dicen que vendrá menos gente y el gobierno cortará el grifo...



Vía de subida a Uluru.



Cerrado por temporada estival.







Lo que sí hicimos fue dar una vuelta alrededor...





Disfrutar del atardecer...



Del amanecer...



Del arte de sus paredes...

Alrededor de Uluru, existen lugares de culto, sagrados para los Anangu. Algunos para las mujeres, y otros para los hombres. No se puede caminar por ellos (ésto sí que está prohibidísimo), ni fotografiarlos. No se nos ocurrió fotografiar más que el cartel de prohibición, pero tiene tela...



Desgraciadas coincidencias lingüísticas.

Mala Puta, Lugar Sagrado de las Mujeres Anangu (en lengua aborigen, Mala es un tipo de marsupial y Puta es el marsupio o bolsa donde lleva a la cría, en la roca se ve una enorme cavidad a modo de bolsa).

Después fuimos a Kata Tjuta o The Olgas, también sagrado para los Anangu, a caminar por el Valle del Viento y por la Garganta Walpa.















Caminando por Las Olgas. Nos acordamos de ti, Kiski, cómo no. Un abrazo.



En los baños, información de cómo tratar una mordedura de serpiente. Además, de las venenosísimas, qué mal rollo...



Sólo vimos un lagarto enorme...



huellas de dromedarios salvajes...



y miles de moscas.

Según la "teoría" de Asier, a más gente, menos moscas por cabeza. Así, cuando había alguien cerca, encantado. Resultó que no se cumplía, a cada uno le tocaba suficiente ración de moscas como para desesperarlo...



Último vistazo.



Parecía que Uluru estaba sólo, pero tenía a Olga "al lado".

Antes de marchar para Alice Springs, fuimos al Parque Nacional de Watarrka o Kings Canyon.



Nos recibieron así.



Pero no tenía un aspecto tan fiero. El pobre dinguito parecía el perro famélico de Lucky Luke.



Calor y más calor.



El primer sombrero que le queda grande a Asier, ji, ji...









Atardecer en el cañón.



Subiendo a los bordes del cañón.





Asier hizo un amigo...



y yo otro.







Desde el borde del cañón bajamos al Jardín del Edén.



Donde encontramos agua y vegetación, reducto de épocas pasadas más húmedas.



Tanto peligro de incendios... ¡y hay montones de barbacoas en medio del bosque!...



Un campeón. Tomad nota, bicicleteros...

Llegamos a Alice Springs sin percances, y dejamos la furgo para coger el tren...



Dando botes de alegría, no por terminar, ni por dejar la furgo, sino simplemente por estar allí dando botes, ji, ji...



La próxima en éste.



Alice Springs.

Alice tiene una población de alrededor de 26.500 habitantes. Cuando estaban construyendo la línea de telégrafo, a finales del siglo XIX, que conectaría Adelaide en el sur, con Darwin en el norte de Australia, la avanzadilla enviada a buscar un lugar adecuado para instalar la estación, encontró lo que en aquel momento creyó era un manantial, y le dió el nombre de la mujer del jefe, Alice. En realidad no era más que el Río Todd, que en aquel momento llevaba mucha agua y se acumulaba en una especie de pozo.



Antigua estación de telégrafo de Alice.



El supuesto manantial (Río Todd).





En Anzac Hill (Alice Springs).



Los lagartos más curiosos que hemos visto.

Parecen pequeños monstruitos, pero sólo comen hormigas...

Llegó el día de abandonar el centro, caluroso y seco, por el norte, caluroso y muy húmedo...





El famoso The Ghan.

Antes del tren, dromedarios afghanos hacían la misma ruta, tirando de vagones.

El tren tarda un día en cubrir la distancia entre Alice Springs y Darwin. Pero en Katherine, un pueblito anterior a Darwin, estuvimos parados 4 horas, y aprovechamos para conocerlo.

Caminando a lo largo del Río Katherine, crecidísimo en la época de lluvias, nos encontramos a una pareja pescando. Les dije que era un paraje precioso y ella me hizo un significativo gesto con las manos, indicando que estaba lleno de cocodrilos... ¡Vaya! No pensaba bañarme, pero instintivamente di un paso atrás... estaba en la misma orilla, agachada sacando fotos...





Río Katherine.

El paisaje fue cambiando progresivamente, hasta llegar a cerrados bosques, con enormes termiteros... y lluvia. Gran contraste, teniendo en cuenta que pasamos por un pueblo, Curtis Springs, en el que en noviembre de 2008 llovió por primera vez en ¡7 años!.





Cientos de murciélagos gigantes en un parquecito de Katherine.



Termitero.

Darwin nos recibió diluviando. Nos dió alguna tregua, para dar una vueltilla, pero la ciudad no tiene gran cosa... Al parecer, hay unos Parques Nacionales espectaculares bastante cerca, pero ya nos marchábamos...

Hace dos días llegamos a Singapur. Es curiosa la variedad de rasgos en las caras que nos cruzamos, las vestimentas, los olores en los mercados, los enormes edificios que contrastan con templos de distinto credo y pequeñas callejuelas estrechas...

Un par de días más y estaremos en Nepal... Pero todo ésto os lo contaremos a la vuelta, desde casa. Volvemos el día 16 de marzo, si todo va bien y no nos perdemos por el Himalaya...

¡Besos y abrazos a repartir!